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Nubes en el 2022

NUEVA YORK – A pesar de las caídas y alteraciones generadas por las nuevas variantes del COVID-19, el 2021 resultó ser un año relativamente positivo para las economías y los mercados en gran parte del mundo. El crecimiento subió por encima de su potencial después de la dura recesión de 2020 y los mercados financieros se recuperaron de manera robusta. Esto es lo que sucedió especialmente en Estados Unidos, donde los mercados bursátiles alcanzaron nuevos picos, debido en parte a la política monetaria ultra laxa de la Reserva Federal de Estados Unidos (aunque los bancos centrales en otras economías avanzadas implementaron sus propias políticas radicalmente acomodaticias).

Pero el 2022 puede ser más difícil. La pandemia no terminó. Omicrón tal vez no sea tan virulenta como otras variantes anteriores –particularmente en economías avanzadas con un alto nivel de vacunación-, pero es mucho más contagiosa, lo que implica que las hospitalizaciones y las muertes se mantendrán altas. La incertidumbre y la aversión al riesgo resultantes sofocarán la demanda y exacerbarán los cuellos de botella de las cadenas de suministro.

Junto con un exceso de ahorros, una demanda reprimida y políticas monetarias y fiscales laxas, esos cuellos de botella alimentaron la inflación en 2021. Muchos de los banqueros centrales que insistían en que el alza inflacionaria era transitoria ahora han admitido que persistirá. Con diferentes grados de urgencia, están planeando eliminar gradualmente las políticas monetarias poco convencionales como el alivio cuantitativo, para poder empezar a normalizar las tasas de interés.

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