Deon Raath Ramophosa Gallo Images/Rapport/ Deon Raath

Una agenda económica para el próximo gobierno de Sudáfrica

CIUDAD DEL CABO – Casi dos décadas después de que se frustrara el esfuerzo de Nelson Mandela por nombrar a Cyril Ramaphosa como su sucesor, los miembros del partido Congreso Nacional Africano acaban de elegirlo como su líder. Por supuesto, Ramaphosa todavía no es presidente de Sudáfrica. Pero hay muchas expectativas de que la política económica tome una nueva dirección bajo su liderazgo. ¿Qué es lo que hará, entonces, una presidencia de Ramaphosa para restablecer el crecimiento y garantizar el progreso social en la usina económica rezagada de África?

Desde la recesión de 2008-2009, la economía de Sudáfrica se ha estancado, como consecuencia de traspiés del liderazgo y un desplome de la confianza. El desempleo ha aumentado a 27,7%, la tasa más alta en 13 años. El crecimiento del PIB será del 0,7% este año, y se mantuvo en apenas 0,3% en 2016. La deuda pública está creciendo y el ingreso real per capita de los hogares se ha estancado. La desigualdad sigue siendo extrema y el descontento social es elevado.

El compromiso necesario con políticas coherentes sigue siendo evasivo, a pesar de la publicación de un Plan Nacional de Desarrollo en 2011. La colaboración entre los empresarios y los líderes gubernamentales para defender reformas clave y evitar las rebajas de la calificación crediticia trastabilló cuando el ministro de Finanzas Pravin Gordhan fue expulsado del gabinete del presidente Jacob Zuma en marzo.

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