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La extralimitación política del BCE

FRÁNKFORT –  A mediados de junio, cuando el rendimiento de los bonos italianos a diez años aumentaba alrededor de 250 puntos básicos por encima del de los bonos alemanes, el Banco Central Europeo sintió que era necesario sostener una reunión especial del Consejo de Gobierno para anunciar un trabajo acelerado sobre una nueva medida “anti-fragmentación”. Y ahora, ha dado a conocer el fruto de su esfuerzo.

Se supone que el Instrumento de Protección de la Transmisión del BCE “garantiza que la política monetaria se transmita sin inconvenientes en todos los países de la zona del euro”, según el anuncio oficial. “El TPI será una adición a nuestro conjunto de herramientas y se puede activar para contrarrestar dinámicas injustificadas y desordenadas que plantean una seria amenaza para la transmisión de la política monetaria en toda la zona del euro”.

El TPI es una iniciativa ambiciosa y riesgosa para el BCE, considerando lo difícil que es determinar hasta qué punto los spreads (la diferencia entre los rendimientos de los bonos de diferentes países) reflejan diferencias en los fundamentales subyacentes, en comparación con dinámicas de mercado injustificadas y desestabilizadoras. Asimismo, siempre habrá un elemento político significativo en este tipo de juicios, lo que garantiza que serán testeados por los mercados. Como resultado de ello, el BCE inevitablemente sentirá una mayor presión para intervenir con más fuerza de lo que justifican los fundamentales económicos y financieros del país en cuestión.

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