LAGUNA BEACH – El dólar ha perdido casi 10% de su valor desde el máximo registrado en marzo, y esto ha dado lugar a dos narrativas distintas. La primera es de corto plazo y se centra en los posibles beneficios de la depreciación para la economía y los mercados en Estados Unidos; la segunda mira a largo plazo y se preocupa por la fragilidad del dólar como moneda de reserva mundial. Ambas narrativas contienen algo de verdad, pero no la suficiente para justificar el consenso que está formándose en torno de ellas.
Diversos factores se han combinado para presionar a la baja sobre el billete verde en las últimas semanas (según registra el índice cambiario ponderado DXY) y el resultado ha sido una depreciación que en pocos meses deshizo casi la mitad de la apreciación de los últimos diez años.
La adopción (real y prospectiva) de una política monetaria más expansiva por parte de la Reserva Federal de los Estados Unidos, en respuesta al empeoramiento del panorama económico, disminuyó el flujo de ingresos hacia inversiones seguras denominadas en dólares (por ejemplo, bonos del gobierno estadounidense). Y al perder las inversiones en Estados Unidos una parte de su atractivo relativo, se generó un movimiento de carteras hacia los mercados emergentes y Europa (donde el mes pasado, la Unión Europea acordó profundizar la integración fiscal).
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China’s exceptional growth in recent decades has influenced the education and career choices of young people and their families. But now that high-skilled jobs are drying up and recent graduates are struggling to find work, there is a growing mismatch between expectations and new realities.
argues that the rise in joblessness among young people does not spell economic apocalypse for China.
Since 1960, only a few countries in Latin America have narrowed the gap between their per capita income and that of the United States, while most of the region has lagged far behind. Making up for lost ground will require a coordinated effort, involving both technocratic tinkering and bold political leadership.
explain what it will take finally to achieve economic convergence with advanced economies.
LAGUNA BEACH – El dólar ha perdido casi 10% de su valor desde el máximo registrado en marzo, y esto ha dado lugar a dos narrativas distintas. La primera es de corto plazo y se centra en los posibles beneficios de la depreciación para la economía y los mercados en Estados Unidos; la segunda mira a largo plazo y se preocupa por la fragilidad del dólar como moneda de reserva mundial. Ambas narrativas contienen algo de verdad, pero no la suficiente para justificar el consenso que está formándose en torno de ellas.
Diversos factores se han combinado para presionar a la baja sobre el billete verde en las últimas semanas (según registra el índice cambiario ponderado DXY) y el resultado ha sido una depreciación que en pocos meses deshizo casi la mitad de la apreciación de los últimos diez años.
La adopción (real y prospectiva) de una política monetaria más expansiva por parte de la Reserva Federal de los Estados Unidos, en respuesta al empeoramiento del panorama económico, disminuyó el flujo de ingresos hacia inversiones seguras denominadas en dólares (por ejemplo, bonos del gobierno estadounidense). Y al perder las inversiones en Estados Unidos una parte de su atractivo relativo, se generó un movimiento de carteras hacia los mercados emergentes y Europa (donde el mes pasado, la Unión Europea acordó profundizar la integración fiscal).
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