goldsmith2_United States Department of StatePhotoQuestGetty Images_ballot box United States Department of State/PhotoQuest/Getty Images

¿Interfiere aún Estados Unidos en elecciones extranjeras?

CAMBRIDGE – Cuatro años después de la intromisión rusa en la elección presidencial estadounidense de 2016, más países parecen interesados en sumarse al juego en los días previos a la elección del 3 de noviembre. En agosto, William Evanina, director del Centro Nacional de Contrainteligencia y Seguridad de los Estados Unidos, advirtió que Rusia, China e Irán tenían actividad «en desarrollo y potencial» para influir en la elección. La semana pasada, el director nacional de inteligencia John Ratcliffe y el director del FBI Christopher A. Wray revelaron que Rusia e Irán habían conseguido datos de registro de votantes estadounidenses. El New York Timesconcluyó que «los dos países están intensificando sus intentos de influir en el proceso electoral que ya entra en sus dos últimas semanas».

Como es comprensible, la intromisión extranjera en elecciones generó indignación y alarma entre los estadounidenses. Pero no es una práctica nueva; de hecho, Estados Unidos fue por largo tiempo su principal exponente. Como muestra Dov Levin en su libro Meddling in the Ballot Box, entre 1946 y 2000, Estados Unidos y la Unión Soviética (y después Rusia) ejecutaron 117 intervenciones encubiertas o no encubiertas en elecciones en el extranjero, en favor o en contra de determinados candidatos o partidos; de esos casos, 81 (el 69% del total) corresponden a Estados Unidos.

Uno de los ejemplos más famosos de intromisión estadounidense en elecciones extranjeras fue en 1948, en los albores de la Guerra Fría, cuando la CIA (en su primera acción encubierta) subsidió en secreto iniciativas públicas para asegurar una derrota de los candidatos comunistas en Italia. También gastó millones de dólares en propaganda y apoyo a políticos italianos favorecidos. Estas prácticas y otras similares, en forma encubierta o no, siguieron durante toda la Guerra Fría. David Robarge (historiador de la CIA) dijo a David Shimer, autor del libro Rigged, que en este período, el organismo «“prácticamente nunca” recurrió a la alteración directa de votos» (lo cual implica que a veces lo hizo).

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