TEHERÁN - ¿Hay que tomar en serio las próximas elecciones parlamentarias de Irán que se celebrarán el 14 de marzo o se trata simplemente de una farsa en una institución emasculada?
Paradójicamente, las elecciones iraníes son anormales tanto si se juzgan con criterios democráticos como si miden con criterios autocráticos. Si bien no son ni libres ni justas, hay diferencias reales entre los candidatos, y los resultados frecuentemente son impredecibles. A diferencia de las elecciones manipuladas donde los ganadores están predeterminados, el sistema iraní permite elecciones competitivas entre candidatos preseleccionados. Muy pocos previeron la aplastante victoria presidencial del reformista Mohammed Khatami en 1997 y aún menos predijeron la victoria del presidente de línea dura Ahmedinejad en 2005.
Para quienes consideran que el vaso democrático de Irán está medio lleno, las elecciones del Majles de este 14 de marzo serán las vigésimo octavas desde la fundación de la República Islámica en 1979, lo que arraiga aún más una cultura política única en Medio Oriente. Como dice el académico iraní, Mohsen Milani, “Con todos sus serios defectos, es a través de este proceso que se puede esperar que haya cambios en la política y la conducta de Irán”.
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At the end of European Communism, there was a widespread, euphoric hope that freedom and democracy would bring a better life; eventually, though, many lost that hope. The problem, under both Communism and the new liberal dispensation, was that those pursuing grand social projects had embraced ideology instead of philosophy.
considers what an Albanian Marxist philosopher can tell us about liberty in today's world.
For the US, Slovakia's general election may produce another unreliable allied government. But instead of turning a blind eye to such allies, as President Joe Biden has been doing with Poland, or confronting them with an uncompromising stance, the US should spearhead efforts to help mend flawed democracies.
reflect on the outcome of Slovakia's general election in the run-up to Poland's decisive vote.
TEHERÁN - ¿Hay que tomar en serio las próximas elecciones parlamentarias de Irán que se celebrarán el 14 de marzo o se trata simplemente de una farsa en una institución emasculada?
Paradójicamente, las elecciones iraníes son anormales tanto si se juzgan con criterios democráticos como si miden con criterios autocráticos. Si bien no son ni libres ni justas, hay diferencias reales entre los candidatos, y los resultados frecuentemente son impredecibles. A diferencia de las elecciones manipuladas donde los ganadores están predeterminados, el sistema iraní permite elecciones competitivas entre candidatos preseleccionados. Muy pocos previeron la aplastante victoria presidencial del reformista Mohammed Khatami en 1997 y aún menos predijeron la victoria del presidente de línea dura Ahmedinejad en 2005.
Para quienes consideran que el vaso democrático de Irán está medio lleno, las elecciones del Majles de este 14 de marzo serán las vigésimo octavas desde la fundación de la República Islámica en 1979, lo que arraiga aún más una cultura política única en Medio Oriente. Como dice el académico iraní, Mohsen Milani, “Con todos sus serios defectos, es a través de este proceso que se puede esperar que haya cambios en la política y la conducta de Irán”.
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