buruma186_DANIEL LEALAFP via Getty Images_polandukrainerefugees Daniel Leal/AFP via Getty Images

Las contradicciones de la compasión

NUEVA YORK – Casi 2,5 millones de refugiados ucranianos huyeron a Polonia desde el inicio de la invasión rusa, y más de 350 000 ingresaron a Hungría. Pero en 2015, cuando la entonces canciller alemana Angela Merkel permitió a 1,1 millones de solicitantes de asilo (de los que alrededor del 40% eran sirios) entrar a Alemania, las fronteras de Polonia y Hungría se cerraron a quienes escapaban de la matanza en Medio Oriente.

Esta divergencia de reacciones ha enfurecido a algunas personas, en su mayoría «progresistas». Sostienen que rechazar a los solicitantes de asilo árabes en la frontera húngara con gas lacrimógeno y carros hidrantes y recibir a los ucranianos con los brazos abiertos es un ejemplo de sesgo racial, incluso de «supremacismo blanco».

Todas las vidas humanas son igualmente preciosas. Desde un punto de vista ético, no hay diferencia entre un joven traumatizado de Alepo y una madre desesperada de Járkiv. Pero por razones prácticas y psicológicas, los países establecen distinciones entre refugiados por motivos de cultura, religión, idioma y política; sobre todo aquellos cuyas poblaciones son relativamente homogéneas, como Polonia en la actualidad.

https://prosyn.org/wIsrJ9pes