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El nuevo pero antiguo desafío de la deuda soberana

NUEVA YORK – Uno de los muchos legados complejos de la pandemia del COVID-19 será el nivel elevado de la deuda pública en la mayoría de los países. Esto refleja los aumentos de gasto público para hacer frente a la crisis, así como el colapso de los ingresos tributarios por la implosión de las economías en 2020. Como resultado, muchos países de ingresos bajos y medios corren el riesgo de enfrentar crisis de deudas.

Aunque muchos países desarrollados están altamente endeudados, sus tasas de interés son bajas en términos históricos –y negativas en términos reales. A pesar de haber aumentado su gasto público de manera menos pronunciada durante la crisis del COVID-19, los países en desarrollo deben pagar tasas de interés más altas sobre sus deudas soberanas. Estas tasas, y los diferenciales de riesgo que enfrentan en los mercados internacionales de capital, pueden elevarse si las tasas de interés en las economías avanzadas –las de Estados Unidos en particular— comienzan a aumentar.

Poco antes de las reuniones anuales del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial en octubre de 2020, la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, llamó la atención sobre la necesidad de adoptar reformas urgentes en la arquitectura internacional de la deuda. Pero la acción en este campo ha sido bastante limitada.

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