Un cambio de rumbo en salud mundial

NUEVA YORK – Aunque el estado actual de la cooperación internacional es desalentador, lo referido a la salud mundial todavía es un área en la que el mundo logra ponerse de acuerdo para bien. En los últimos años, la acción internacional llevó el tratamiento contra el VIH/SIDA a millones de personas, extendió la vacunación infantil y alentó un gran aumento del apoyo mundial a iniciativas referidas a otros desafíos sanitarios, de la malaria a la salud materna.

El apoyo internacional a la salud mundial es una inversión en la prosperidad futura de los países en desarrollo y en el bienestar de su gente, y los países más ricos del mundo bien pueden permitírsela.

Por ejemplo, Estados Unidos es el principal emisor de ayuda sanitaria internacional; en 2013, su aporte equivalió a sólo el 0,23% del gasto del país. Esa inversión obtuvo un rendimiento notable: la mortalidad infantil está en caída libre; millones de personas que hubieran muerto de VIH/SIDA siguen vivas; y los países receptores de las ayudas son cada vez más autosuficientes y, gracias a ello, se han vuelto mejores socios comerciales y estratégicos.

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