El capitalismo es el motor del crecimiento en el mundo. Pero su propio dinamismo -su "destrucción creativa"- suele producir grandes incertidumbres. Las empresas que fracasan quedan arrumbadas para ceder el paso a otras nuevas y mejores y las personas que resultan económicamente menos productivas (con frecuencia sin que sea culpa suya) pueden también verse "descartadas" por el mercado, ver interrumpida su carrera profesional y sus inversiones reducidas a una fracción de su valor anterior.
A esa incertidumbre se han debido las peticiones de que el Estado intervenga y proteja a las personas contra el carácter despiadado del mercado. Muchos países han creado un Estado del bienestar "mixto" -desde el sistema de seguridad social de Bismarck en el siglo XIX hasta las políticas socialdemócratas de la Europa de la posguerra, pasando por el New Deal del decenio de 1930- en el que los gobiernos regulan y atenúan las fuerzas del mercado, al brindar una extensa "red de seguridad" a las personas.
Pero muchos creen que, pese a sus logros, el Estado del bienestar resulta demasiado caro, al atenuar el dinamismo económico. Gracias a la perspectiva que ofrecen las nuevas tecnologías actuales en materia de finanzas e información, algunos de los "fracasos del mercado" que originaron la intervención del Estado en la economía pueden dejar de existir. De hecho, la "destrucción creativa" que hace correr riesgos inaceptables a las personas ya está en condiciones de brindar los medios para atenuar esos mismos riesgos.
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Artificial intelligence is being designed and deployed by corporate America in ways that will disempower and displace workers and degrade the consumer experience, ultimately disappointing most investors. Yet economic history shows that it does not have to be this way.
worry that the technology will be deployed to replace, rather than empower, humans.
Amid labor-supply constraints and economic shocks, the case for productivity-boosting interventions is clear. Unless US policymakers use a combination of investment and incentives to reverse negative productivity trends, the US will achieve modest growth, at best.
urge policymakers to pursue interventions aimed at reducing supply constraints in the non-tradable sector.
El capitalismo es el motor del crecimiento en el mundo. Pero su propio dinamismo -su "destrucción creativa"- suele producir grandes incertidumbres. Las empresas que fracasan quedan arrumbadas para ceder el paso a otras nuevas y mejores y las personas que resultan económicamente menos productivas (con frecuencia sin que sea culpa suya) pueden también verse "descartadas" por el mercado, ver interrumpida su carrera profesional y sus inversiones reducidas a una fracción de su valor anterior.
A esa incertidumbre se han debido las peticiones de que el Estado intervenga y proteja a las personas contra el carácter despiadado del mercado. Muchos países han creado un Estado del bienestar "mixto" -desde el sistema de seguridad social de Bismarck en el siglo XIX hasta las políticas socialdemócratas de la Europa de la posguerra, pasando por el New Deal del decenio de 1930- en el que los gobiernos regulan y atenúan las fuerzas del mercado, al brindar una extensa "red de seguridad" a las personas.
Pero muchos creen que, pese a sus logros, el Estado del bienestar resulta demasiado caro, al atenuar el dinamismo económico. Gracias a la perspectiva que ofrecen las nuevas tecnologías actuales en materia de finanzas e información, algunos de los "fracasos del mercado" que originaron la intervención del Estado en la economía pueden dejar de existir. De hecho, la "destrucción creativa" que hace correr riesgos inaceptables a las personas ya está en condiciones de brindar los medios para atenuar esos mismos riesgos.
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