varoufakis73_LOUISA GOULIAMAKIAFP via Getty Images_greece protest Louisa Gouliamaki/AFP via Getty Images

Cómo perder a un país europeo

ATENAS – “No es momento para sentirnos tristes, estamos extremadamente enojados”, me dijo recientemente el jefe de una unidad de cuidados intensivos de un hospital ubicado en mi circunscripción electoral en la ciudad de Tesalónica. Él, junto con su personal de dedicados médicos y enfermeras, no había dormido la noche anterior, misma que describió evocativamente como “nuestra Noche de San Bartolomé”. Le pregunté por qué le hervía la sangre de rabia. “Perdí a un joven de 43 años que podría haber sido salvado”, respondió con ira, y agregó: “pero son las mentiras, las malditas mentiras y la propaganda lo que me más me enloquece”.

Grecia tuvo una buena primera ola de COVID-19, pero la segunda ola sorprendió al gobierno completamente desprevenido. Los expertos que trabajan dentro de los hospitales del norte de Grecia, como el jefe de la UCI con quien hablé, ahora comparan la situación por la que atraviesan con la del norte de Italia a principios de la primavera.

Sin embargo, poca información sobre los horrores que ocurren hoy en día se filtra a la opinión pública. Una razón es que los administradores de hospitales designados por el gobierno amenazan al personal con repercusiones desagradables si hablan con los medios de comunicación. Otra razón es que durante la pandemia, los medios se han tornado en completamente dependientes de las grandes subvenciones que el Ministerio de Información (¡Orwell vive!) otorga, a gusto y capricho del ministro.

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