health care Jean-Luc LUYSSEN/Gamma-Rapho/Getty Images

“Salud para todos”, cuarenta años después

GINEBRA – El mes pasado se cumplieron  cuarenta años desde la fecha en la que miles de delegados de 134 países se reunieron en Kazajstán, en aquel entonces parte de la antigua Unión Soviética, para firmar la Declaración de Alma-Ata. Este acuerdo histórico comprometió al mundo a ampliar el acceso a la salud, y los principios consagrados en tan sólo tres páginas siguen teniendo un profundo efecto en el campo de la salud pública.

El llamamiento continuo de la declaración se fundamenta en su doble carácter: es parte un evangelio de la ciencia aplicada, y parte un manifiesto político. Entre sus mensajes clave están el creciente liderazgo comunitario en la planificación de la salud; la reducción del elitismo en la medicina moderna; y el abordaje de la desigualdad social para obtener mejores resultados en el ámbito de la salud. La contribución central de la declaración fue su articulación de “salud para todos”, un precursor de la cobertura universal de salud (UHC). Examinar los orígenes y la evolución de la doctrina fundamental de la UHC podría ser útil en la lucha en curso por lograrla.

Una de las mayores diferencias entre el año 1978 y hoy en día es la amplitud de las vulnerabilidades de salud. El cambio climático y las dietas cambiantes han creado nuevas categorías de riesgo, mientras que las desigualdades en cuanto a la riqueza y la exclusión política han producido focos de vulnerabilidad más profundos. Consideremos, por ejemplo, el tema de la migración: la politización de este fenómeno de larga data tiene graves consecuencias para la salud pública.

https://prosyn.org/GyRaTAwes