557c270346f86f680eefc505_jo2786.jpg John Overmyer

El engaño llega en barco

NUEVA DELHI – El anuncio de China de que su primer portaaviones estará listo para zarpar a fin de este mes logró que la atención se volviera a centrar en las ambiciones navales del país. Lo mismo es válido para el comunicado del ministro de Defensa paquistaní de que su país recientemente le pidió a China que empezara a construir una base naval en su puerto de Gwadar, que tiene una ubicación estratégica en el Mar Arábigo.

Ambas revelaciones subrayan la preferencia de China por el subterfugio estratégico.

Después de comprar el portaaviones Varyag de la era soviética, de 67.500 toneladas -que era poco más que un casco cuando colapsó la Unión Soviética-, China en repetidas oportunidades negó tener alguna intención de repararlo para un despliegue naval. Por ejemplo, Zhang Guangqin, vicedirector de la Comisión Estatal China para la Ciencia, la Tecnología y la Industria para la Defensa Nacional, dijo en 2005 que no se estaba modificando el Varyag para un uso militar. Sin embargo, los trabajos para reparar la nave ya habían comenzado en Dalian, el principal astillero de China.

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