French president Emmanuel Macron delivers a speech during a joint press conference with Germany's Chancellor Angela Merkel LUDOVIC MARIN/AFP/Getty Images

El mal menor para la eurozona

PARÍS – Se suponía que no iba a pasar así. La formación de un nuevo gobierno alemán demoró tanto que, recién después de que la elección general italiana el 4 de marzo resultara en un terremoto político, Francia y Alemania empezaron a trabajar en la reforma de la eurozona. La canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Emmanuel Macron, ahora han resuelto allanar sus diferencias y ofrecer en julio un plan de ruta conjunto para una reforma. Pero no pueden ignorar los cambios generados por la victoria arrolladora de los partidos anti-sistema de Italia. Hasta entonces, el populismo parecía contenido. Ahora forma parte de la corriente principal.

Para quienes tengan que delinear el plan franco-alemán, el mensaje de Italia es que el marco político que ha dominado Europa desde mediados de los años 1980 ya no cuenta con un amplio respaldo. Durante tres décadas, el consenso sobre la necesidad de reformas de mercado y finanzas públicas sólidas ha sido lo suficientemente fuerte como para superar la oposición en países pequeños (Grecia) y sobrevivir a la dilación en países grandes (Francia). Sin embargo, en los próximos años, el campo de juego de la eurozona puede convertirse verdaderamente en un campo de batalla.

La primera víctima seguramente sea el Pacto de Estabilidad y Crecimiento de la UE, con su plétora de reglas fiscales, procedimientos de control y eventuales sanciones por déficits excesivos. El Vade Mecum de 224 páginas sobre la implementación de la disciplina fiscal en la UE es absolutamente complejo, hasta tal punto que ningún ministro de Finanzas, y mucho menos un parlamentario, entiende plenamente a qué debe atenerse su país.

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