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El límite de deuda es una distracción

AUSTIN – Para conseguir la presidencia de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, parece que Kevin McCarthy accedió a la demanda, expresada por Ralph Norman, representante por Carolina del Sur, de que se comprometiera a «cerrar la administración antes que aumentar el límite de deuda». Ambos partidos coinciden en lo que esto significa: una crisis inminente. Para los republicanos extremistas, esa crisis es una oportunidad para rehacer Estados Unidos. Para los demócratas (y unos pocos republicanos ortodoxos que quedan), es una amenaza de catástrofe que justifica correr el peligro político de someter a votación un incremento del límite de deuda. Y para los medios (de izquierda, de derecha y de centro) es un festín de cobertura periodística.

¿En qué consiste la crisis? Paul Van de Water, del Centro sobre Prioridades Políticas y Presupuestarias, lo explica así:

«Si el gobierno no puede emitir deuda, tendrá que hacer grandes recortes de gasto, con consecuencias económicas devastadoras. Habrá familias, empresas y organizaciones civiles que no podrán pagar las cuentas, mientras esperan transferencias que el gobierno está legalmente obligado a hacerles. La pérdida de ayudas financieras del gobierno central generará presión sobre los presupuestos de los gobiernos subnacionales. La gran reducción del gasto hundirá a la nación en una recesión y aumentará el desempleo. (…) Además, que el gobierno no pueda pagar todas sus cuentas será un golpe para los mercados financieros de todo el mundo. La solvencia del país quedará en duda, los inversores dejarán de confiar en él, la posición del dólar en cuanto moneda de reserva saldrá afectada y aumentará el costo de endeudamiento para el gobierno federal».

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