NEW HAVEN – En una economía mundial cada vez más interconectada, el comercio transfronterizo y los vínculos del capital financiero han llegado a cobrar más importancia que nunca. El saldo en cuenta corriente, es decir la diferencia entre la inversión de un país y la posición de ahorro, es clave para comprender estos vínculos. La dispersión de las posiciones de cuenta corriente nos dice mucho sobre el estado de los desequilibrios globales, mismos que a menudo son un precursor de las crisis.
Lo mismo es válido con respecto a las tensiones comerciales, tales como las que ahora se evidencian en todo el mundo. Las disparidades en cuenta corriente a menudo enfrentan a un país contra otro.
Las economías que tienen déficits de cuenta corriente tienden a sufrir una deficiencia de ahorro interno. Al carecer de ahorros y querer invertir, consumir y crecer, no tienen más remedio que pedir prestado el ahorro excedente de otros, lo que da lugar a déficits comerciales y de cuenta corriente con el resto del mundo. Lo contrario ocurre en el caso de los países con superávits en cuenta corriente. Estos países están afectados por un consumo por debajo del promedio, un exceso de ahorro y superávits comerciales crónicos.
NEW HAVEN – En una economía mundial cada vez más interconectada, el comercio transfronterizo y los vínculos del capital financiero han llegado a cobrar más importancia que nunca. El saldo en cuenta corriente, es decir la diferencia entre la inversión de un país y la posición de ahorro, es clave para comprender estos vínculos. La dispersión de las posiciones de cuenta corriente nos dice mucho sobre el estado de los desequilibrios globales, mismos que a menudo son un precursor de las crisis.
Lo mismo es válido con respecto a las tensiones comerciales, tales como las que ahora se evidencian en todo el mundo. Las disparidades en cuenta corriente a menudo enfrentan a un país contra otro.
Las economías que tienen déficits de cuenta corriente tienden a sufrir una deficiencia de ahorro interno. Al carecer de ahorros y querer invertir, consumir y crecer, no tienen más remedio que pedir prestado el ahorro excedente de otros, lo que da lugar a déficits comerciales y de cuenta corriente con el resto del mundo. Lo contrario ocurre en el caso de los países con superávits en cuenta corriente. Estos países están afectados por un consumo por debajo del promedio, un exceso de ahorro y superávits comerciales crónicos.