PRINCETON – No hay dudas de que el coronavirus es una emergencia global, como tampoco de que los gobiernos la utilizarán para ampliar sus poderes. Y una vez la amenaza haya pasado, es probable que algunos de ellos no renuncien a esos nuevos poderes.
Resulta crucial que los partidos de oposición concuerden en términos generales con las medidas para enfrentar lo que parece una excepcional crisis de salud pública. Pero la línea entre gobierno y oposición no se puede difuminar en nombre de la “unidad nacional”. Las críticas de los líderes de la oposición no se deberían descalificar como “peleas intestinas” ilegítimas. Y se debe fortalecer, no debilitar, los mecanismos que permiten que la oposición haga rendir cuentas a los gobiernos por sus medidas.
Las emergencias tienen dos efectos: en los estados democráticos, concentran el poder en el ejecutivo. Por lo general, los líderes que reclaman nuevos poderes pueden contar con el apoyo de los ciudadanos. Incluso el Presidente estadounidense Donald Trump, cuyo desempeño ha sido desastroso desde el comienzo, se está beneficiando de una dinámica de unidad nacional frente a la crisis.
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China’s exceptional growth in recent decades has influenced the education and career choices of young people and their families. But now that high-skilled jobs are drying up and recent graduates are struggling to find work, there is a growing mismatch between expectations and new realities.
argues that the rise in joblessness among young people does not spell economic apocalypse for China.
Since 1960, only a few countries in Latin America have narrowed the gap between their per capita income and that of the United States, while most of the region has lagged far behind. Making up for lost ground will require a coordinated effort, involving both technocratic tinkering and bold political leadership.
explain what it will take finally to achieve economic convergence with advanced economies.
PRINCETON – No hay dudas de que el coronavirus es una emergencia global, como tampoco de que los gobiernos la utilizarán para ampliar sus poderes. Y una vez la amenaza haya pasado, es probable que algunos de ellos no renuncien a esos nuevos poderes.
Resulta crucial que los partidos de oposición concuerden en términos generales con las medidas para enfrentar lo que parece una excepcional crisis de salud pública. Pero la línea entre gobierno y oposición no se puede difuminar en nombre de la “unidad nacional”. Las críticas de los líderes de la oposición no se deberían descalificar como “peleas intestinas” ilegítimas. Y se debe fortalecer, no debilitar, los mecanismos que permiten que la oposición haga rendir cuentas a los gobiernos por sus medidas.
Las emergencias tienen dos efectos: en los estados democráticos, concentran el poder en el ejecutivo. Por lo general, los líderes que reclaman nuevos poderes pueden contar con el apoyo de los ciudadanos. Incluso el Presidente estadounidense Donald Trump, cuyo desempeño ha sido desastroso desde el comienzo, se está beneficiando de una dinámica de unidad nacional frente a la crisis.
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