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Imprevisibles previsibles

CAMBRIDGE – Los eventos como la pandemia de COVID-19, el desplome del mercado inmobiliario estadounidense en 2007-2009 y los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 suelen ser llamados «cisnes negros». Es un término que busca sugerir que nadie pudo haberlos previsto. Pero, de hecho, en todos esos episodios hubo elementos desconocidos conocidos, por contraposición a la tan difundida expresión del ex secretario de Defensa estadounidense Donald Rumsfeld, quien se refirió a los «desconocidos desconocidos».

Después de todo, en esos casos, los analistas informados no solo sabían que algo así podía ocurrir, sino que era probable que sucediera en algún momento. Aunque no se podía predecir la naturaleza y el momento exactos con una probabilidad elevada, la gravedad de las consecuencias, sí. Si los responsables de las políticas hubieran considerado los riesgos y tomado acciones preventivas con antelación, podrían haber evitado o mitigado el desastre.

En el caso de la COVID-19, los epidemiólogos y otros expertos en salud vienen advirtiendo sobre el peligro de una pandemia viraldesde hace décadas, e incluso, sin ir más lejos, el año pasado. Pero eso no evitó que el presidente estadounidense Donald Trump afirme que la crisis fue «imprevista» y que se trata de una cuestión que «nunca nadie pensó que sería un problema». De igual forma, después de los ataques del 11 de septiembre de 2001, el presidente George W. Bush incorrectamenteafirmó que: «Nadie, al menos en nuestro gobierno —y creo que en el gobierno anterior tampoco— pudo prever que atacaran edificios con aviones a una escala tan grande».

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