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¿De la pandemia a la hambruna?

Washington DC – El brutal golpe que asestó el nuevo coronavirus a la salud y las economías de los países ricos también empieza a sentirse profundamente en el mundo en vías de desarrollo, pero no debemos suponer que las políticas con las que respondieron los países ricos a la pandemia son las mejores para los países en vías de desarrollo, ni siquiera que son posibles. Por el contrario, debiéramos anticipar disyuntivas más difíciles y mayores restricciones en los lugares más pobres.

Es cierto, quedarnos en casa muy probablemente reducirá la difusión del virus en los países en vías de desarrollo, como lo está haciendo en los países ricos, pero el costo del distanciamiento social puede ser muy alto, especialmente para los pobres, quienes tienen pocos ahorros y reservas de alimentos, y dependen en gran medida (a menudo, diariamente) del trabajo informal. Pocos pueden sobrevivir trabajando desde casa.

En este caso no se trata solamente de la cruel y familiar disyuntiva entre el bienestar económico y la salud personal que mucha gente pobre está enfrentando, también obliga a elegir entre dos aspectos de la salud: la enfermedad por el virus, y el hambre y la malnutrición resultantes del aislamiento económico y los trastornos en los mercados y las instituciones, incluida la protección social privada.

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