US President-elect Joe Biden may have promised a “return to normalcy,” but the truth is that there is no going back. The world is changing in fundamental ways, and the actions the world takes in the next few years will be critical to lay the groundwork for a sustainable, secure, and prosperous future.
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NUEVA YORK – Las consecuencias de la pandemia de coronavirus no se parecerán en nada a las de la crisis financiera de 2008; y no se obtendrá una recuperación en forma de V con medidas de estímulo convencional, por más grandes que sean los paquetes de estímulo. Estamos en guerra contra la COVID‑19, y en tiempos de guerra, la producción civil se detiene y el único trabajo que se necesita es el destinado al esfuerzo bélico mismo.
Además, lamentablemente es necesaria una recesión para detener el avance del virus. En Estados Unidos, más del 50% de los puestos de trabajo están en riesgo de despido, suspensión, recorte salarial y pérdida de horas. Casi todos los sectores de la economía perderán buena parte de su actividad, los hogares sufrirán una enorme merma de ingresos y el gasto de consumidores y empresas disminuirá rápidamente. En el sector industrial, el colapso ya comenzó; a continuación viene la economía de servicios, que emplea al 80% del total de trabajadores.
De modo que una pandemia provocará otra, de desempleo. La avalancha de despidos traerá una ola de deudas impagas, quiebras y reducción de ganancias. El efecto dominó continuará en muchos ámbitos: enorme caída de la recaudación impositiva en los niveles estatal y municipal, quiebras de empresas, empobrecimiento de comunidades, empeoramiento de indicadores sanitarios, gente sin techo y «muertes por desesperación».
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