NUEVA YORK – Hace algún tiempo que las críticas más interesantes al presidente estadounidense Donald Trump y al trumpismo vienen de la derecha. Cuando digo derecha, no me refiero a la derecha «alternativa», radical, evangélica o racista, sino a conservadores auténticos que votaron o trabajaron para presidentes republicanos en el pasado.
Estos republicanos del movimiento Nunca Trump incluyen al periodista David Frum y a Peter Wehner (que como Frum, fue redactor de discursos para el presidente George W. Bush), así como a los miembros del Lincoln Project, cuyos punzantes videos causaron la ira del presidente. Habría que incluir además a columnistas conservadores como Ross Douthat o Bret Stephens del New York Times, o Jennifer Rubin del Washington Post, que también han sido sistemáticamente más capaces de alentar el pensamiento crítico sobre el trumpismo que sus colegas más progresistas.
NUEVA YORK – Hace algún tiempo que las críticas más interesantes al presidente estadounidense Donald Trump y al trumpismo vienen de la derecha. Cuando digo derecha, no me refiero a la derecha «alternativa», radical, evangélica o racista, sino a conservadores auténticos que votaron o trabajaron para presidentes republicanos en el pasado.
Estos republicanos del movimiento Nunca Trump incluyen al periodista David Frum y a Peter Wehner (que como Frum, fue redactor de discursos para el presidente George W. Bush), así como a los miembros del Lincoln Project, cuyos punzantes videos causaron la ira del presidente. Habría que incluir además a columnistas conservadores como Ross Douthat o Bret Stephens del New York Times, o Jennifer Rubin del Washington Post, que también han sido sistemáticamente más capaces de alentar el pensamiento crítico sobre el trumpismo que sus colegas más progresistas.
¿A qué se debe esto?