BERLÍN – El mundo tambalea a causa de una extraordinaria confluencia de crisis, entre ellas, la guerra de agresión de Rusia en Europa, la sostenida pandemia de COVID-19, amplias perturbaciones en el comercio y las cadenas de aprovisionamiento, inflación, inseguridad alimentaria y todos los malsanos síntomas del cambio climático. Aunque el orden mundial posterior a la Segunda Guerra Mundial distaba de ser perfecto, al menos ofrecía estabilidad y amplias oportunidades para la cooperación internacional... pero parece estar viniéndose abajo.
Rusia, una gran potencia nuclear, atacó a un vecino sin motivos razonables y asesinó indiscriminadamente a quienes aún llama sus «hermanos». Desde hace ya seis meses el Kremlin lleva adelante una sangrienta campaña de conquista más acorde con la década de 1940 que con la de 2020.
Y Europa Oriental no es la única, el fantasma de la guerra —y de un conflicto entre las dos superpotencias del siglo XXI— también se cierne sobre el estrecho de Formosa. China está ampliando su amenaza militar contra Taiwán y, con ello, el riesgo de un enfrentamiento armado directo con Estados Unidos.
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The Russian state’s ideological madness and reversion to warlordism have been abetted by a religious fundamentalism that openly celebrates death in the name of achieving a god-like status. As Vladimir Putin’s propagandists are telling Russians, “Life is overrated.”
traces the religious and intellectual roots of the Kremlin’s increasingly morbid war propaganda.
It is hard to reconcile the jubilant mood of many business leaders with the uncertainty caused by the war in Ukraine. While there are some positive signs of economic recovery, a sudden escalation could severely destabilize the global economy, cause a stock market crash, and accelerate deglobalization.
warns that the Ukraine war and economic fragmentation are still jeopardizing world growth prospects.
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BERLÍN – El mundo tambalea a causa de una extraordinaria confluencia de crisis, entre ellas, la guerra de agresión de Rusia en Europa, la sostenida pandemia de COVID-19, amplias perturbaciones en el comercio y las cadenas de aprovisionamiento, inflación, inseguridad alimentaria y todos los malsanos síntomas del cambio climático. Aunque el orden mundial posterior a la Segunda Guerra Mundial distaba de ser perfecto, al menos ofrecía estabilidad y amplias oportunidades para la cooperación internacional... pero parece estar viniéndose abajo.
Rusia, una gran potencia nuclear, atacó a un vecino sin motivos razonables y asesinó indiscriminadamente a quienes aún llama sus «hermanos». Desde hace ya seis meses el Kremlin lleva adelante una sangrienta campaña de conquista más acorde con la década de 1940 que con la de 2020.
Y Europa Oriental no es la única, el fantasma de la guerra —y de un conflicto entre las dos superpotencias del siglo XXI— también se cierne sobre el estrecho de Formosa. China está ampliando su amenaza militar contra Taiwán y, con ello, el riesgo de un enfrentamiento armado directo con Estados Unidos.
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