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¿Es posible la existencia de una diplomacia climática?

LONDRES – El cambio climático es la prueba definitiva de si es posible que los países puedan hacer dos cosas contrarias al mismo tiempo, es decir, competir por el dominio a nivel mundial y colaborase entre ellos para salvar el mundo. Si Estados Unidos y China no pueden trabajar juntos en este tema, no podrán trabajar juntos en ningún otro tema. Juntas estas dos potencias son responsables de más del 40% de las emisiones de dióxido de carbono.

Por lo tanto, a muchos les preocupa que no se logre ningún avance significativo en la reducción de emisiones si no se cuenta con la cooperación sino-estadounidense. Todos estaremos condenados. A pesar de que ambas partes saben que deben actuar con rapidez para prevenir una catástrofe climática, la evidencia más reciente sugiere que la diplomacia convencional no está funcionando.

En la primera reunión entre Estados Unidos y China de la era Biden, celebrada en Alaska el pasado mes de marzo, el alto funcionario de asuntos exteriores de China, Yang Jiechi, lanzó una diatriba contra el secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, después de que Blinken denunciara el historial de China en materia de derechos humanos. Posteriormente, en el pasado mes de abril, el enviado climático de Biden, el ex secretario de Estado John Kerry, se convirtió en el primer alto funcionario de la administración que visita China, país donde se reunió con su homólogo Xie Zhenhua. Los dos han hablado más de una docena de veces desde entonces, sin embargo, no está claro si es que ellos lograron algo.

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