BEIJING – La capacidad de China de ejecutar políticas importantes es siempre sorprendente, y el giro en 180 grados en la estrategia de COVID cero que había estado implementando casi religiosamente por casi tres años no es la excepción. Prácticamente de la noche a la mañana, el gobierno comenzó a desmantelar centros de pruebas del COVID-19, que antes estaban en todas partes. Los medios de comunicación estatales empezaron a recalcar que la variante Ómicron es muy suave. Repentinamente, los residentes de muchas ciudades fueron liberados de la cuarentena: por ejemplo, la gente en Guangzhou puede ahora ir de una cuarentena residencial a un bar de karaoke en cuestión de dos horas.
La era del pos-COVID ha llegado a China. ¿Y ahora, qué?
A medida que las drásticas normas de cuarentena se vuelven cosas del pasado, el pueblo chino podrá reanudar parte de sus vidas prepandémicas. Volverán a sus oficinas, a comprar en tiendas por departamentos, a cenar en restaurantes y a visitar parques y templos, todo sin tomarse pruebas del COVID a diario ni temer una estadía obligatoria en un centro de cuarentena.
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Ashoka Mody
explains the roots of the lack of accountability in India, highlights shortcomings in human capital and gender equality, casts doubt on the country’s ability to assume a Chinese-style role in manufacturing, and more.
While China and the US take advantage of scale to pursue large-scale investment in critical sectors, the EU struggles to follow suit, owing to its decentralized fiscal structures and rules limiting government subsidies to industry. A new EU-level investment program is urgently needed.
advocates a federal investment program, funded by EU sovereign-debt issuance and administered centrally.
BEIJING – La capacidad de China de ejecutar políticas importantes es siempre sorprendente, y el giro en 180 grados en la estrategia de COVID cero que había estado implementando casi religiosamente por casi tres años no es la excepción. Prácticamente de la noche a la mañana, el gobierno comenzó a desmantelar centros de pruebas del COVID-19, que antes estaban en todas partes. Los medios de comunicación estatales empezaron a recalcar que la variante Ómicron es muy suave. Repentinamente, los residentes de muchas ciudades fueron liberados de la cuarentena: por ejemplo, la gente en Guangzhou puede ahora ir de una cuarentena residencial a un bar de karaoke en cuestión de dos horas.
La era del pos-COVID ha llegado a China. ¿Y ahora, qué?
A medida que las drásticas normas de cuarentena se vuelven cosas del pasado, el pueblo chino podrá reanudar parte de sus vidas prepandémicas. Volverán a sus oficinas, a comprar en tiendas por departamentos, a cenar en restaurantes y a visitar parques y templos, todo sin tomarse pruebas del COVID a diario ni temer una estadía obligatoria en un centro de cuarentena.
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