

Though the US Federal Reserve’s first interest-rate hike of 2023 is smaller than those that preceded it, policymakers have signaled that more increases are on the way, despite slowing price growth. But there is good reason to doubt the utility – and fear the consequences – of continued rate hikes, on both sides of the Atlantic.
CLAREMONT, CALIFORNIA – La política tiene la desagradable costumbre de sorprendernos; especialmente en un país como China, donde la transparencia escasea y abundan las intrigas. Hace cinco meses, el presidente Xi Jinping conmocionó a los chinos con la derogación del límite de mandatos presidenciales y sus señales de que tiene intención de convertirse en gobernante vitalicio. Pero la verdadera sorpresa vino después.
Al momento del anuncio de Xi, casi todos pensaban que su dominio del Estado unipartidista chino era prácticamente absoluto, de modo que su autoridad estaba a salvo de eventuales ataques. Pero ahora Xi enfrenta el peor verano desde su llegada al poder en noviembre de 2012, un verano que se ha caracterizado por una seguidilla de malas noticias que generaron en muchos chinos (y en particular, en las élites chinas) decepción, inquietud, enojo, impotencia e insatisfacción respecto del cada vez más poderoso líder.
El último episodio ocurrió el mes pasado cuando investigadores del gobierno descubrieron que una compañía farmacéutica había estado produciendo vacunas de mala calidad contra la difteria, el tétanos y la tos convulsa, y falseado datos de su vacuna antirrábica. Cientos de miles de niños chinos en todo el país recibieron las vacunas defectuosas.
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