NEW HAVEN – La eliminación de la constitución china de la cláusula que limita a los presidentes a dos mandatos de 5 años resultó una sorpresa para muchos. Para China, la institucionalización de la sucesión del liderazgo era uno de los legados más importantes de Deng Xiaoping, que marcó el fin de la inestabilidad desgarradora del caótico culto al liderazgo de Mao Zedong. Para Occidente, el límite de los mandatos era un puente ideológico que conducía a un camino de compromiso. ¿Acaso su abolición puede ser el punto de inflexión para una relación sino-norteamericana ya precaria?
Empecemos por China y qué significa la medida para su futuro. Para determinar qué cambiará con un marco diferente para la sucesión del liderazgo, es importante surcar la retórica opaca de las autoridades -la transición de una "sociedad moderadamente acomodada" a una "nueva era"- y sondear su estrategia de desarrollo básica.
Si bien todo es posible, y siempre existe el riesgo de equivocarse, mi apuesta es a que China va a mantener su curso actual. Con sucesión o sin ella, no puede haber una vuelta atrás de una transición que ha llevado a un país en desarrollo grande y pobre al borde de la prosperidad como una economía moderna de altos ingresos.
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Even when the tapestry of modern Chinese history has featured a reformist weft, it was always woven into an authoritarian warp. By the same token, while reform in the seemingly authoritarian Xi era may be a recessive trait, its expression should not be ruled out.
considers what the removal of presidential term limits will mean for the country's reform process.
With recent landmark legislation to support decarbonization and innovation, the United States is making up for lost time after its failed 40-year experiment with neoliberalism. But if it is serious about embracing a new paradigm, it will need to do more to help bring the rest of the world along.
explains how to minimize the political risks of new spending packages in the US and Europe.
What would a second Donald Trump presidency mean for US foreign policy and the world? While the man himself is unpredictable, his first term and his behavior since losing re-election in 2020 offer plenty of clues, none of which will be comforting to America's allies.
considers the implications of the 2024 presidential election for America's foreign policy and global standing.
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Empecemos por China y qué significa la medida para su futuro. Para determinar qué cambiará con un marco diferente para la sucesión del liderazgo, es importante surcar la retórica opaca de las autoridades -la transición de una "sociedad moderadamente acomodada" a una "nueva era"- y sondear su estrategia de desarrollo básica.
Si bien todo es posible, y siempre existe el riesgo de equivocarse, mi apuesta es a que China va a mantener su curso actual. Con sucesión o sin ella, no puede haber una vuelta atrás de una transición que ha llevado a un país en desarrollo grande y pobre al borde de la prosperidad como una economía moderna de altos ingresos.
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