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La estrategia de la India hacia China está cambiando

NUEVA DELHI – Tras el choque del mes pasado en el valle del Galwan (región de Ladakh), en el que murieron 20 soldados indios y una cantidad desconocida de uniformados chinos, la India y China se preparan para un duelo prolongado en la disputada frontera en los Himalayas (aunque se informa de una retirada del sitio del enfrentamiento). Lo más importante, sin embargo, es que la reciente escaramuza puede ser señal de un cambio más amplio en la geopolítica asiática.

Esta idea puede parecer a primera vista exagerada, ya que ambos países venían haciendo esfuerzos aceptables por convivir. Si bien nunca llegaron a una solución duradera respecto de su disputada frontera de 3500 kilómetros (2200 millas), en 45 años no hubo un solo disparo en la línea de control efectivo (LAC por la sigla en inglés). En tanto, el comercio bilateral llegó a 92 500 millones de dólares en 2019, contra sólo 200 millones en 1990.

Pero las tensiones bilaterales también son reflejo de viejos desacuerdos que trascienden las disputas territoriales; por ejemplo la imperturbable alianza de China con Pakistán y la hospitalidad que la India dispensa al Dalai Lama, a quien concedió refugio cuando huyó de Tíbet en 1959. Pero ninguno de los dos países se dejó llevar por estas cuestiones. Cuando China declaró que la solución del conflicto territorial podía dejarse a las «generaciones futuras», la India se mostró de acuerdo. Además, la India avala la política de «una sola China» y se mantuvo al margen de los intentos estadounidenses de «contener» a su vecino del norte.

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