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Cómo es que China crea su propio mercado

SHANGHÁI – En los últimos años se ha tornado cada vez más evidente que China ha comenzado a alejarse de su modelo de desarrollo económico impulsado por las exportaciones para adoptar una estrategia de “circulación interna” que hace hincapié en la expansión de la demanda doméstica. Si bien esto pareciera ser un paso natural, crear un mercado doméstico lo suficientemente grande para un país de 1.400 millones de habitantes ha demostrado ser un enfoque más complicado de lo que muchos economistas y analistas anticipaban.

En el transcurso de las últimas décadas, el crecimiento económico de China dependió marcadamente de las exportaciones de manufactura y de la inversión de capital. Entre los años 1990 y los años 2010, la exitosa estrategia de promoción de las exportaciones del país facilitó la integración de China en la economía global y alimentó un crecimiento acelerado. Si bien China no abandonó la estrategia de sustitución de las importaciones durante este período, su enfoque “orientado hacia afuera” combinado con las estrategias de “volverse global” y “seducir” para atraer inversión extranjera, fomentar las empresas conjuntas, centrarse en aquellas exportaciones que requieran una gran concentración de mano de obra y amasar enormes reservas de moneda extranjera.

Su tamaño gigantesco le ha permitido a China solidificar su posición como el nodo de manufactura del mundo. Pero su modelo de crecimiento considerablemente exitoso está arrojando retornos cada vez más magros. En los últimos diez años, China ha experimentado una profunda transformación demográfica similar a las que se vieron anteriormente en Japón y Corea del Sur. De la mano de una tasa de nacimiento en rápido descenso, la generación nacida durante la explosión demográficade los años 1960 y 1970 -un pilar clave del veloz crecimiento de China desde los años 1980- hoy se está acercando al retiro. Se espera que unos 20 millones de personas abandonen anualmente la fuerza laboral en los próximos diez años. Los efectos combinados del envejecimiento de la población y la política de un solo hijo (que se abolió en 2016, después de 36 años) han resultado en un incremento de los ahorros de los hogares, lo que ha complicado los esfuerzos de China por impulsar el consumo doméstico.

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