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El BRICS en un mundo multipolar

JOHANNESBURGO – Esta semana, Sudáfrica hace de anfitrión de la décima cumbre anual del BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica). Cuando se celebró la primera cumbre de este grupo en 2009 (Sudáfrica se sumó en 2010), el planeta estaba sumido en la crisis financiera originada en el mundo desarrollado, y el creciente dinamismo del bloque BRIC representaba el futuro. Juntos, estos países tenían el potencial de ser un contrapeso geopolítico a Occidente.

Sin embargo, por largo tiempo los comentaristas occidentales han subestimado ese potencial, obligando al grupo BRICS a exigir una mayor representación en instituciones de gobernanza global. En 2011 y 2012, el bloque presentó sus propios candidatos en el proceso de selección de líderes en el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. Careciendo de un frente unido que los respaldara, una europea (Christine Lagarde) y un estadounidense (Jim Yong Kim) siguieron presidiendo esas organizaciones. Y si bien el BRICS logró que estas instituciones reformaran sus estructuras de votación para dar mayor peso a los países en desarrollo, Estados Unidos y Europa continúan detentando un poder desproporcionado.

Con este trasfondo, los países del BRICS se propusieron seguir “opciones externas”, al crear el Nuevo Banco del Desarrollo (NDB) y el Acuerdo de Reservas de Contingencia en 2014. Se han presentado como complementos al sistema predominante de Breton Woods, pero es fácil ver cómo podrían formar la base para un marco alternativo de gobernanza global en algún momento futuro.

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