Chinese railway STR/Getty Images

La justificación económica de la Iniciativa de la Franja y la Ruta

NUEVA YORK – Desde 2013, China promueve la “Iniciativa de la Franja y la Ruta”, que busca conectar a más de sesenta países de Asia, Europa y África mediante la coordinación de políticas e infraestructuras físicas. Los críticos temen que China, en su afán de ampliar su influencia geopolítica para competir con naciones como Estados Unidos y Japón, emprenda proyectos económicamente inviables. Pero siempre que se cumplan algunas condiciones, la base económica de la iniciativa es sólida.

Como confirma un informe reciente del Banco Asiático de Desarrollo, muchos países incluidos en la iniciativa necesitan con urgencia inversiones en infraestructura a gran escala, precisamente el tipo de inversión comprometido por China. Algunos, como Bangladesh y Kirguistán, carecen de suministro eléctrico confiable, y esto les impide desarrollar el sector industrial y asfixia su capacidad exportadora. Otros, como Indonesia, no tienen puertos suficientes para la integración económica interna o el comercio internacional.

La Iniciativa de la Franja y la Ruta promete ayudar a los países a superar estas restricciones, con la provisión de financiación externa para puertos, rutas, escuelas, hospitales, centrales de energía y sus redes de distribución. En este sentido, puede obrar como el Plan Marshall, el programa estadounidense de la posguerra universalmente elogiado por su aporte a la reconstrucción y la recuperación económica de la Europa asolada por la guerra.

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