Bank of England Leon Neal/Getty Images

El peligroso engaño de la estabilidad de precios

BASILEA – La persistente búsqueda de inflación positiva pero baja por parte de los principales bancos centrales se ha convertido en un peligroso engaño. Es peligroso porque las políticas necesarias para alcanzar el objetivo pueden tener efectos secundarios no deseados; y es un engaño, porque en este momento no hay, para empezar, un buen motivo para buscar ese objetivo.

En los setenta, cuando en las economías avanzadas hubo un marcado aumento de la inflación, los bancos centrales hicieron bien en resistirlo, y de esa batalla extrajeron la enseñanza de que una inflación baja es condición necesaria para el crecimiento sostenido. Pero sutil y paulatinamente, esto se convirtió en la creencia de que además de necesaria, es también condición suficiente.

Es posible que la creencia se haya originado en las condiciones económicas favorables del período de desinflación que fue de fines de los ochenta a 2007, comúnmente llamado la “Gran Moderación”. Para los bancos centrales era reconfortante pensar que sus políticas de control de la demanda habían reducido la inflación y generado a la vez muchos beneficios secundarios para la economía. Al fin y al cabo, era la teoría demandista que usaron en un primer momento para justificar la estrechez monetaria.

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