ROMA – Por primera vez en su historia de posguerra, Italia pronto podría ser gobernada por un partido con raíces en los restos del movimiento fascista de Mussolini. Si los Fratelli d’Italia (“Hermanos de Italia”) acaban en la cima de la coalición gobernante, como parece probable, la política europea sufrirá profundos cambios.
Giorgia Meloni, la carismática líder del FdI, ha sido acusada de “neofascista” y se ha tachado de “populistas” tanto a su partido como a la Lega, el segundo mayor miembro de la coalición. Ambas calificaciones se olvidan de lo central. Sí, estos partidos se han nutrido del enorme descontento que sienten algunos votantes y adoptarían una postura más dura en materia de inmigración y seguridad. Pero los Hermanos de ninguna manera buscan poner fin a la democracia liberal.
Las ambiciones del FdI están en otro lugar. Reconociendo que la clave del éxito de las dos grandes familias políticas de Europa, los democratacristianos y los socialdemócratas, han sido sus bien desarrolladas culturas ético-políticas, los Hermanos apuntan a sentar bases similares para la derecha, con lo que podrían proyectar el dominio del poder de aquí hasta bien entrado el futuro. Este es el pernicioso reto al que debe enfrentarse el pensamiento progresista.
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Richard Haass
explains what caused the Ukraine war, urges the West to scrutinize its economic dependence on China, proposes ways to reverse the dangerous deterioration of democracy in America, and more.
If the US Federal Reserve raises its policy interest rate by as much as is necessary to rein in inflation, it will most likely further depress the market value of the long-duration securities parked on many banks' balance sheets. So be it.
thinks central banks can achieve both, despite the occurrence of a liquidity crisis amid high inflation.
The half-century since the official demise of the Bretton Woods system of fixed exchange rates has shown the benefits of what replaced it. While some may feel nostalgic for the postwar monetary system, its collapse was inevitable, and what looked like failure has given rise to a remarkably resilient regime.
explains why the shift toward exchange-rate flexibility after 1973 was not a policy failure, as many believed.
ROMA – Por primera vez en su historia de posguerra, Italia pronto podría ser gobernada por un partido con raíces en los restos del movimiento fascista de Mussolini. Si los Fratelli d’Italia (“Hermanos de Italia”) acaban en la cima de la coalición gobernante, como parece probable, la política europea sufrirá profundos cambios.
Giorgia Meloni, la carismática líder del FdI, ha sido acusada de “neofascista” y se ha tachado de “populistas” tanto a su partido como a la Lega, el segundo mayor miembro de la coalición. Ambas calificaciones se olvidan de lo central. Sí, estos partidos se han nutrido del enorme descontento que sienten algunos votantes y adoptarían una postura más dura en materia de inmigración y seguridad. Pero los Hermanos de ninguna manera buscan poner fin a la democracia liberal.
Las ambiciones del FdI están en otro lugar. Reconociendo que la clave del éxito de las dos grandes familias políticas de Europa, los democratacristianos y los socialdemócratas, han sido sus bien desarrolladas culturas ético-políticas, los Hermanos apuntan a sentar bases similares para la derecha, con lo que podrían proyectar el dominio del poder de aquí hasta bien entrado el futuro. Este es el pernicioso reto al que debe enfrentarse el pensamiento progresista.
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