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¿El Brexit era inevitable?

LONDRES – En cierto modo, la salida del Reino Unido de la Unión Europea fue una consecuencia no intencionada de una estratagema política demasiado inteligente del ex primer ministro David Cameron. En 2015, para debilitar el atractivo de Nigel Farage, el líder del movimiento Partido de la Independencia del Reino Unido, y garantizar una mayoría conservadora en la inminente elección general, Cameron prometió un referendo sobre si Gran Bretaña debería o no quedarse en la UE. Esperaba ganar y mantener a Gran Bretaña en la UE. Logró su primer objetivo, sólo para renunciar de inmediato cuando el lado “Irse” ganó el referendo de 2016 del Reino Unido sobre su pertenencia a la UE.

El Brexit, según esta perspectiva, fue simplemente un accidente histórico, producto de un error de cálculo táctico de un político. Pero ésta es una interpretación superficial de una historia compleja. Cuando el filósofo alemán Georg Wilhelm Friedrich Hegel escribió que “el búho de Minerva sólo levanta vuelo en el crepúsculo”, se refería a que la dirección de la historia sólo se hace evidente una vez ocurrido el hecho. Era una manera colorida de declarar la ley de las consecuencias no intencionadas. Las consecuencias de las maniobras políticas de Cameron no fueron intencionadas, pero sus pasiones políticas estaban haciendo el trabajo del Weltgeist, o espíritu mundial, de Hegel –la fuerza invisible que tracciona la historia.

Este argumento sugiere que el Brexit, en algún sentido, estaba predeterminado. Sin duda, nadie que participó en el debate en aquel momento lo veía así. Tanto los defensores de “Irse” como de “Quedarse” creían que el resultado era abierto, y pelearon con todas sus fuerzas para garantizar el resultado que querían.

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