

Many would regard the middle of a pandemic-induced economic crisis as the wrong time to sound the alarm about the potential dangers of profligate government spending. But as US President Joe Biden’s proposed $1.9 trillion economic rescue plan works its way through Congress, it is not only Republicans who are asking whether providing too much fiscal stimulus could be just as risky as delivering too little.
LONDRES – Día tras día, semana tras semana, la mayoría de los ciudadanos británicos piensan que la turbulencia por la salida de la Unión Europea propuesta por su país no puede empeorar. Pero, sin lugar a dudas, se pone peor. La turbulencia se convierte en un caos vergonzoso; una crisis política amenaza con transformarse en una crisis constitucional.
Mientras tanto, la fecha de la salida del Reino Unido de la UE se acerca. Quedan menos de 100 días para que el Reino Unido se retire, y en este momento no existe ningún acuerdo a la vista que sea aceptable tanto para el Parlamento en Westminster como para la Comisión Europea y el Consejo Europeo en Bruselas.
El problema comenzó con el referendo de 2016 donde se votó el retiro de la UE. Desafortunadamente, a pesar de idear y planificar este desenlace durante años, los defensores de una salida no tenían ni idea de lo que en verdad conllevaría abandonar la UE. Su campaña estaba plagada de engaños y deshonestidad. Irse, decían, implicaría una bonanza financiera, que el Reino Unido inyectaría a su Servicio Nacional de Salud. Negociar un acuerdo comercial con la UE después de la partida sería fácil. Otros países en el mundo harían fila para cerrar acuerdos con Gran Bretaña. Todas mentiras.
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