kaletsky68_Chris J RatcliffeGetty Images_borisjohnsonbrexitconfused Chris J Ratcliffe/Getty Images

La primera prueba para el rey Boris

LONDRES – Las guerras terminan cuando los beligerantes renuncian a combatir. La forma más segura para que eso ocurra, y a veces la menos destructiva, es una batalla decisiva que lleve a una rendición incondicional. La aplastante victoria de Boris Johnson en la elección general de este mes en el Reino Unido fue una de esas batallas. Tras la total derrota de los partidos opositores, Johnson ahora disfruta el poder ilimitado conferido a los primeros ministros británicos con grandes mayorías. La constitución no escrita del RU se abstiene de controles y contrapesos como los incluidos en otras constituciones nacionales, lo que otorga a un partido con mayoría parlamentaria una soberanía absoluta que a menudo se describe como “dictadura electiva”.

La fama de temerario de Johnson daría motivos para temer lo peor, pero la historia indica que la dictadura electiva tiene un aspecto importante que la salva. La concentración de poder implica concentración de responsabilidad. Ahora que la oposición parlamentaria se ha vuelto irrelevante, Johnson tendrá que enfrentarse a un oponente más poderoso: la realidad económica y social. Tendrá que compatibilizar sus numerosas promesas contradictorias y políticas incoherentes, y la culpa será suya personalmente si no consigue que dos más dos sea cinco.

Ya con el Brexit camino de concretarse el 31 de enero de 2020, el desafío más importante que enfrenta Johnson es negociar la nueva relación del RU con la Unión Europea, algo de cuyo resultado depende su éxito o fracaso como primer ministro. Ya tres días después de la elección hubo un mal comienzo, cuando Johnson se comprometió a sancionar una ley que impedirá extender el período de transición post‑Brexit más allá de diciembre de 2020, lo que pone un plazo totalmente impracticable de doce meses a las negociaciones.

https://prosyn.org/WcNX25nes