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El gran problema de la pequeña Inglaterra por la COVID-19

LONDRES – A fines de septiembre los escolares ingleses llegaron a casa con una carta del organismo oficial a cargo de combatir la pandemia, Public Health England, que indicaba a los padres que no les hicieran análisis de COVID-19 a sus hijos, a menos que tuvieran uno de estos tres síntomas: fiebre, tos seca continua, o pérdida del olfato o del gusto.

Era un mensaje desconcertante si consideramos la creciente evidencia de que los síntomas más frecuentes de la COVID-19 en los niños son en realidad fatiga y dolor de cabeza, y la admisión del propio gobierno de que hasta el 80 % de los casos en adultos (y posiblemente más en los niños) probablemente sean asintomáticos. Hace muy poco, en julio, el secretario de salud del Reino Unido, Matt Hancock, urgía a los ciudadanos a hacerse análisis «si tenían alguna duda».

Pero la carta explicaba el motivo del cambio de táctica: «Cada vez que se hace un análisis innecesario, es posible que alguien con síntomas de COVID-19 no pueda acceder a él».

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