LONDRES – El Servicio Nacional de Salud del Reino Unido celebró su 70 aniversario este año, de modo que es un buen momento para reflexionar sobre el pasado del Servicio (NHS por su sigla en inglés) y considerar su futuro. El NHS ha sido durante mucho tiempo una fuente de inspiración en los debates sobre atención médica en todo el mundo. Pero si no se lo coloca en una posición más sostenible, podría convertirse en un cuento aleccionador.
Cuando el NHS fue fundado en 1948, su misión, la de proporcionar atención médica universal de alta calidad, era osadamente radical. Con el tiempo, sin embargo, llegó a representar un pilar fundamental del estado benefactor moderno, junto con la educación y la prestación pública para la edad avanzada.
Hoy, sin embargo, el NHS enfrenta crecientes desafíos, debido a años de “austeridad” después de la crisis financiera de 2008, así como grandes cambios en el modelo de negocios de la industria farmacéutica. En un momento en que la gobernanza corporativa está cada vez más orientada en torno a indicadores financieros estrechos como las ganancias trimestrales, las compañías farmacéuticas han incrementado los precios de los medicamentos, y el NHS está asumiendo los costos. Para colmo de males, muchas drogas ni siquiera existirían si no fuera por la inversión pública. El año pasado, el NHS en Inglaterra gastó 1.000 millones de libras (1.280 millones de dólares) en comprar medicamentos que han recibido inversiones del Consejo de Investigación Médica del Reino Unido y otros organismos públicos. En Estados Unidos, los Institutos Nacionales de Salud (NIH por su sigla en inglés) invierten más de 37.000 millones de dólares en investigación biomédica cada año, particularmente en áreas que son demasiado riesgosas para el sector privado. Y, a nivel mundial, el público paga alrededor de las dos terceras partes de todos los costos iniciales para la investigación y el desarrollo farmacéutico.
LONDRES – El Servicio Nacional de Salud del Reino Unido celebró su 70 aniversario este año, de modo que es un buen momento para reflexionar sobre el pasado del Servicio (NHS por su sigla en inglés) y considerar su futuro. El NHS ha sido durante mucho tiempo una fuente de inspiración en los debates sobre atención médica en todo el mundo. Pero si no se lo coloca en una posición más sostenible, podría convertirse en un cuento aleccionador.
Cuando el NHS fue fundado en 1948, su misión, la de proporcionar atención médica universal de alta calidad, era osadamente radical. Con el tiempo, sin embargo, llegó a representar un pilar fundamental del estado benefactor moderno, junto con la educación y la prestación pública para la edad avanzada.
Hoy, sin embargo, el NHS enfrenta crecientes desafíos, debido a años de “austeridad” después de la crisis financiera de 2008, así como grandes cambios en el modelo de negocios de la industria farmacéutica. En un momento en que la gobernanza corporativa está cada vez más orientada en torno a indicadores financieros estrechos como las ganancias trimestrales, las compañías farmacéuticas han incrementado los precios de los medicamentos, y el NHS está asumiendo los costos. Para colmo de males, muchas drogas ni siquiera existirían si no fuera por la inversión pública. El año pasado, el NHS en Inglaterra gastó 1.000 millones de libras (1.280 millones de dólares) en comprar medicamentos que han recibido inversiones del Consejo de Investigación Médica del Reino Unido y otros organismos públicos. En Estados Unidos, los Institutos Nacionales de Salud (NIH por su sigla en inglés) invierten más de 37.000 millones de dólares en investigación biomédica cada año, particularmente en áreas que son demasiado riesgosas para el sector privado. Y, a nivel mundial, el público paga alrededor de las dos terceras partes de todos los costos iniciales para la investigación y el desarrollo farmacéutico.