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Al rescate de los servicios de inteligencia de Estados Unidos

ATLANTA – Ya que queda apenas cerca de un mes hasta el día de las elecciones presidenciales estadounidenses, el exvicepresidente Joe Biden y sus asesores se dedican a formular su política de seguridad nacional y a crear listas de candidatos finalistas para ocupar los puestos jerárquicos del gabinete en caso de que Biden derrote al presidente Donald Trump. Pero, si bien en el pasado los aspirantes presidenciales tradicionalmente se centraban primero en escoger contendientes para dirigir los departamentos de Estado, defensa y tesorería, esta vez es distinto. Habida cuenta que la comunidad de inteligencia se encuentra en una situación cada vez más plagada de peligros, Biden debería elegir a su principal jefe de espionaje antes de tomar cualquier otra decisión sobre el personal que lo acompañaría.

No es ningún secreto que Estados Unidos enfrenta una amplia gama de desafíos en el extranjero. Durante los últimos cuatro años, Trump ha socavado el prestigio, los estándares y las fortalezas de las agencias encargadas de garantizar la seguridad del país. Un nuevo director de inteligencia nacional tendrá que reparar el daño y erradicar la enconada corrupción que las personas designadas por Trump han sembrado en todas las agencias. Esta no será una tarea fácil.

Si bien la magnitud del daño hecho durante el mandato de Trump es una incógnita, sus implacables ataques a los espías y analistas de estadounidenses han intimidado a las agencias y socavado sus misiones. Desde que asumió el cargo, Trump ha desacreditado sistemáticamente a la comunidad de inteligencia así como su trabajo, especialmente el hallazgo de que Rusia interfirió en las elecciones de 2016 para favorecerlo. Y, aunque la intromisión electoral del Kremlin ha continuado, los que llevan a cabo las sesiones informativas de inteligencia para Trump ya no se molestan en plantear el tema, por temor a provocar la ira del presidente. Además, los recientes informes acerca de que la directora de la CIA, Gina Haspel, sofoca la información de inteligencia sobre la interferencia de Rusia en las elecciones de 2020 para evitar antagonizar a Trump, apuntan a que la servidumbre política de los líderes de inteligencia está degradando la seguridad nacional de Estados Unidos, así como la integridad de sus agencias gubernamentales. Se puede decir también con certeza que quienes informan al presidente también están eludiendo otras amenazas activas, como por ejemplo las que emanan de Corea del Norte, lugar donde la fallida cumbre de Trump dejo instalada y en marcha una bomba nuclear de tiempo.

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