zizek3_Vianney Le CaerPacific PressLightRocket via Getty Images_maidan revolution Vianney Le Caer/Pacific Press/LightRocket via Getty Images

La traición de la izquierda

LIUBLIANA – Al final de la película de 1999 de David Fincher El Club de la Pelea, el narrador anónimo (representado por Edward Norton) mata a su alter ego, Tyler Durden (Brad Pitt), y luego ve cómo los edificios que lo rodean estallan en llamas, cumpliendo su deseo y el de su alter ego de destruir la civilización moderna. Pero, en la versión china estrenada a comienzos de este año, el final fue reemplazado por unos títulos en inglés que dicen que “La policía rápidamente desbarató todo el plan y arrestó a todos los criminales, impidiendo exitosamente que la bomba explotara. Después del juicio, Tyler fue enviado a un manicomio para recibir tratamiento psicológico. Fue dado de alta del hospital en 2012”.

¿Por qué las autoridades chinas cambiarían el final de una película que es sumamente crítica de la sociedad liberal occidental, descalificando su postura política crítica como una expresión de locura? La razón es simple: para los líderes de China, defender el poder establecido es más importante que promover una agenda ideológica particular.

Recordemos que a mediados de 2019, los medios chinos lanzaron una campaña de propaganda que sostenía que, como señala CNN, “las manifestaciones en Europa y Sudamérica son el resultado directo de la tolerancia occidental del malestar en Hong Kong”, cuya implicancia es que los manifestantes en Chile y España estaban siguiendo el ejemplo de los de Hong Kong. Como suele suceder, el Partido Comunista Chino promovía discretamente un sentido de solidaridad entre todos los que ejercen el poder y enfrentan a una población rebelde o descontenta. Los líderes occidentales y chinos, parecía estar diciendo el PCC, en definitiva, tienen el mismo interés básico –trascender las tensiones ideológicas y geopolíticas- en mantener la quietud política.

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