Treasury Secretary Steven Mnuchin Bill Clark/Getty Images

No cuenten con la quiebra para los bancos

CAMBRIDGE – El mes próximo se espera que el Departamento del Tesoro de Estados Unidos decida si intentará reemplazar el proceso regulatorio de la Ley Dodd-Frank de 2010 para resolver la situación de los megabancos quebrados por un mecanismo exclusivamente basado en las cortes. Este cambio sería un error de proporciones que podrían llegar a calificar como crisis.

Efectivamente, crear un proceso de quiebra más simplificado puede reducir el nivel de decibeles de la quiebra de un banco, y los jueces de quiebra son expertos en tareas importantes de reestructuración. Pero existen factores críticos que no se pueden ignorar. Reestructurar un megabanco requiere de una planificación previa, familiaridad con las fortalezas y debilidades del banco, conocimiento de cómo programar la quiebra de manera apropiada en una economía volátil y la capacidad para coordinar con reguladores extranjeros.

Los tribunales no pueden llevar a cabo estas tareas por sí solos, especialmente en el tiempo que se ha asignado a la propuesta en consideración -un fin de semana de 48 horas-. Incapaces de planificar con anticipación, los tribunales entrarían en un proceso de reestructuración sin estar familiarizados con el banco. Es más, las cortes no pueden manejar el tipo de crisis a nivel de toda la economía que surgiría si múltiples megabancos se hundieran al mismo tiempo. Y no pueden coordinar con reguladores extranjeros.

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