MÚNICH – ¿Durante cuánto tiempo confiaran ciegamente los principales bancos centrales en reglas rígidas para controlar la inflación y estimular el crecimiento? Teniendo en cuenta los claros beneficios de una política monetaria ágil, los banqueros centrales deberían abrir sus ojos a las posibilidades que brinda la flexibilidad.
La regla de oro para los formuladores de políticas monetarias ha sido que si la inflación está por debajo de los rangos objetivos oficiales, las tasas de interés a corto plazo deberían establecerse a un nivel que estimule el gasto y la inversión. Este enfoque ha significado que una vez que las tasas de interés alcancen o se acercan a cero, los bancos centrales no tienen otra opción que activar grandes programas de compra de activos que supuestamente estimulan la demanda. Cuando las circunstancias lo exigen, los formulares de políticas siguen de manera automática los guiones predeterminados de los modelos económicos neo-keynesianos.
Pero, en demasiados casos, esos guiones nos han llevado por mal camino, porque suponen que la política monetaria tiene un impacto mensurable y previsible sobre la demanda y la inflación. Hay muchas razones para cuestionar este supuesto.
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The banking system we take for granted is unfixable. The good news is that we no longer need to rely on any private, rent-seeking, socially destabilizing network of banks, at least not the way we have so far.
shows why the current private system is unfixable – and why we don’t need to tolerate it anymore.
Like Vladimir Putin, China's leader is so steeped in a narrative of victimhood and fearful of appearing weak that it is hard to imagine him ever leading China out of the mess he has created. He could well be remembered as the leader who squandered history's most remarkable economic success story.
about the country's increasingly worrisome trajectory, both at home and abroad.
Artificial IdiocyFrank Rumpenhorst/picture alliance via Getty Images
MÚNICH – ¿Durante cuánto tiempo confiaran ciegamente los principales bancos centrales en reglas rígidas para controlar la inflación y estimular el crecimiento? Teniendo en cuenta los claros beneficios de una política monetaria ágil, los banqueros centrales deberían abrir sus ojos a las posibilidades que brinda la flexibilidad.
La regla de oro para los formuladores de políticas monetarias ha sido que si la inflación está por debajo de los rangos objetivos oficiales, las tasas de interés a corto plazo deberían establecerse a un nivel que estimule el gasto y la inversión. Este enfoque ha significado que una vez que las tasas de interés alcancen o se acercan a cero, los bancos centrales no tienen otra opción que activar grandes programas de compra de activos que supuestamente estimulan la demanda. Cuando las circunstancias lo exigen, los formulares de políticas siguen de manera automática los guiones predeterminados de los modelos económicos neo-keynesianos.
Pero, en demasiados casos, esos guiones nos han llevado por mal camino, porque suponen que la política monetaria tiene un impacto mensurable y previsible sobre la demanda y la inflación. Hay muchas razones para cuestionar este supuesto.
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