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Corren duros tiempos para los tipos duros

TARN, FRANCIA – Parece que las acciones de los líderes autoritarios cotizan en baja. El mercado todavía no se derrumbó, pero los autócratas tienen pocos motivos para el optimismo.

Piénsese en China. Los juegos de poder dentro del Partido Comunista de China (PCC) son notoriamente opacos, y es raro que las disputas políticas internas alcancen un nivel tal que ya no se las pueda ocultar. Sin embargo se oyen sordos ruidos de inquietud. Este mes, mientras el presidente Xi Jinping y sus asesores principales se retiraban al resort marítimo de Beidaihe, circularon rumores de que en las filas del PCC aumentan las críticas al culto de personalidad que se ha montado en torno de Xi.

A juzgar por los rumores, Xi debería preguntarse si fue buena idea revertir las reformas de Deng Xiaoping e ignorar los precedentes sentados por líderes anteriores del PCC como Jiang Zemin y Hu Jintao. También haría bien en reconsiderar su retórica triunfalista, en vista de las sensibilidades nacionalistas del presidente estadounidense Donald Trump y su proteccionismo agresivo. Finalmente, quizá quiera reevaluar su política insignia, la Iniciativa de la Franja y la Ruta, cada vez más criticada como mecanismo para que China exporte deuda a otros países endeudados, muchas veces por medio de inversiones en “elefantes blancos” y otros proyectos dudosos.

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