El deterioro de la marca ASEAN

CANBERRA – Tener una buena reputación de integridad y decencia es de importancia tanto en las relaciones internacionales como en la vida personal y profesional. Los Estados que son considerados como íntegros y decentes de manera consistente se desempeñan mejor de lo esperado – los Estados escandinavos son prueba patente de ello. Por el contrario, los que nunca ganan dicha reputación – o la dilapidan – pueden poner en serio peligro sus propios intereses, arriesgando el comercio internacional, el turismo, la inversión extranjera, el apoyo político en foros y negociaciones internacionales, y la seguridad de sus propios ciudadanos en el extranjero.

Tres de los Estados más importantes del sudeste de Asia – Malasia, Tailandia, y más recientemente Indonesia – se han metido en problemas, por su propia cuenta, durante los últimos meses.  De distintas maneras estos tres países hicieron que surjan dudas en cuanto a su compromiso con el estado de derecho, la integridad de sus sistemas judiciales, y la aplicación de clemencia en la administración de justicia.

En Malasia, el máximo tribunal del país el mes pasado rechazó la apelación del líder de la oposición Anwar Ibrahim contra una sentencia de cinco años de prisión y la prohibición de ser candidato para optar por cargos públicos durante cinco años adicionales – un fallo judicial sorprendente e injustificable. El gobierno del primer ministro Najib Razak actuó en clara venganza al procesar acusaciones de sodomía (un crimen que raramente se procesa en Malasia) contra Anwar. Las pruebas presentadas contra él claramente no tenían calidad probatoria; y, la aceptación de las mismas por parte del tribunal fue un acto ostensiblemente cobarde.

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