azour1_Jakub PorzyckiNurPhoto via Getty Images_daily life uae Jakub Porzycki/NurPhoto via Getty Images

Hay que escuchar a los jóvenes árabes

WASHINGTON, DC – Es difícil que reine el optimismo en un momento de profunda incertidumbre y de agitación global. La Encuesta de la Juventud Árabe de ASDA’A BCW, realizada pocos meses después de la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia e inmediatamente después de la pandemia del COVID-19, reflejó un panorama económico cada vez más lúgubre. El alza acelerada de los precios de las materias primas y las alteraciones de las cadenas de suministro venían alimentando la inflación a nivel mundial y los precios más altos de los alimentos afectaban a los hogares de bajos ingresos y minaban la seguridad alimentaria en muchas partes de Oriente Medio y el norte de África (MENA).

No ha cambiado mucho en el año que transcurrió desde entonces. A pesar de cierto alivio a partir de fines de 2022, las presiones de los precios siguen siendo persistentemente altas; este año, se espera que la inflación promedie alrededor del 15% en el mundo árabe. Muchos de los bancos centrales de la región siguieron ajustando la política monetaria para impedir que las expectativas de inflación se desanclaran. Junto con la turbulencia en los mercados financieros globales y la mayor incertidumbre en materia de políticas, esto podría afectar la actividad económica en el futuro previsible.

En este contexto, no sorprende que los crecientes costos de vida y el desempleo fueran las preocupaciones más apremiantes para los jóvenes árabes. La encuesta de 2022 cubrió cinco estados del Consejo de Cooperación del Golfo, o CCG (Baréin, Kuwait, Omán, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos), el norte de África (Argelia, Egipto, Libia, Marruecos, Sudán y Túnez) y el Levante (Jordania, Irak, Líbano, los territorios palestinos, Siria y Yemen), donde sigue habiendo disparidades marcadas en materia de ingresos y riqueza.

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