US President-elect Joe Biden may have promised a “return to normalcy,” but the truth is that there is no going back. The world is changing in fundamental ways, and the actions the world takes in the next few years will be critical to lay the groundwork for a sustainable, secure, and prosperous future.
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BEIRUT – Hay muchos paralelos sorprendentes entre la “Primavera Árabe” iniciada en 2010 y el referendo británico por el Brexit, la elección de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos y el resurgimiento de la extrema derecha en toda Europa. En todos estos casos, un viejo orden se derrumbó, y los partidos progresistas han sido demasiado débiles para contrarrestar la aparición de propuestas políticas autoritarias y xenófobas.
El descontento creciente con el statu quo que impulsó los levantamientos árabes de 2010 y 2011 tenía muchas causas, y la oposición mostró a la vez vertientes progresistas y conservadoras. Para la clase media, el motivo de malestar era la pérdida de su dignidad a manos de una élite no sujeta a rendición de cuentas; los jóvenes protestaban contra un futuro que se veía particularmente desesperanzador en comparación con las expectativas de la generación de sus padres; y los islamistas atizaban la oposición moral a la pérdida de valores éticos en la sociedad.
Todos estos temas aparecen una y otra vez en los debates que se desarrollan en todo Occidente, con su creciente población de blancos desafectos, trabajadores desplazados y jóvenes frustrados. Con el tiempo, conforme el liberalismo económico desplazó antiguos principios de igualdad y solidaridad social, aparecieron amplias desigualdades que corrompieron la política en muchos países occidentales.
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