LONDRES – Las profundas divisiones dentro de Europa amenazan cada vez más los valores en los cuales se basa el proyecto europeo de “unión cada vez más estrecha”. Durante la crisis de refugiados de 2015, muchos analistas observaron una división entre la Willkommenskultur (cultura de bienvenida) de la canciller alemana Angela Merkel y la visión de pureza étnica del primer ministro húngaro Victor Orbán: una Europa occidental de puentes frente a una Europa oriental de muros.
Pero existe otra amenaza a la unidad europea que proviene de países individuales. En Alemania se han roto las negociaciones para formar una coalición entre centro izquierda y centro derecha. En Holanda, tras las elecciones de marzo el primer ministro Mark Rutte tardó 208 días en formar un nuevo gobierno. En la clase política gobernante del Reino Unido impera la confusión sobre el Brexit. Y en Polonia, nacionalistas blancos y neonazis organizaron recientemente una marcha masiva por las calles de Varsovia.
¿Qué divisiones resultan mayores, aquellas entre los estados miembros o las que ocurren dentro de ellos? La respuesta a esta pregunta tiene una gran importancia. Si el mayor problema de Europa radica en que está dividida por las fronteras nacionales, entonces los países de tendencia liberal como Francia y Alemania podrían intentar cambiar el equilibrio de poder dentro de aquellas naciones cada vez más antiliberales.
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With populism endemic in its periphery, the European Union is clearly in a period of deep uncertainty. If EU leaders are ever going to right the ship, they will need to identify the root cause of today's instability, which is not so much about economics or immigration as it is about de facto Franco-German leadership.
attributes growing political disillusionment to the view that France and Germany must always lead.
While China was an early mover in regulating generative AI, it is also highly supportive of the technology and the companies developing it. Chinese AI firms might even have a competitive advantage over their American and European counterparts, which are facing strong regulatory headwinds and proliferating legal challenges.
thinks the rules governing generative artificial intelligence give domestic firms a competitive advantage.
After years in the political wilderness, the UK Labour Party is now far ahead in opinion polls, with sensible plans for improving the country's economic performance. But to translate promises into results, any future government will have to do something about the elephant in the room: chronic under-investment.
explains what it will take for any political party to restore hope in the country's long-term economic future.
LONDRES – Las profundas divisiones dentro de Europa amenazan cada vez más los valores en los cuales se basa el proyecto europeo de “unión cada vez más estrecha”. Durante la crisis de refugiados de 2015, muchos analistas observaron una división entre la Willkommenskultur (cultura de bienvenida) de la canciller alemana Angela Merkel y la visión de pureza étnica del primer ministro húngaro Victor Orbán: una Europa occidental de puentes frente a una Europa oriental de muros.
Pero existe otra amenaza a la unidad europea que proviene de países individuales. En Alemania se han roto las negociaciones para formar una coalición entre centro izquierda y centro derecha. En Holanda, tras las elecciones de marzo el primer ministro Mark Rutte tardó 208 días en formar un nuevo gobierno. En la clase política gobernante del Reino Unido impera la confusión sobre el Brexit. Y en Polonia, nacionalistas blancos y neonazis organizaron recientemente una marcha masiva por las calles de Varsovia.
¿Qué divisiones resultan mayores, aquellas entre los estados miembros o las que ocurren dentro de ellos? La respuesta a esta pregunta tiene una gran importancia. Si el mayor problema de Europa radica en que está dividida por las fronteras nacionales, entonces los países de tendencia liberal como Francia y Alemania podrían intentar cambiar el equilibrio de poder dentro de aquellas naciones cada vez más antiliberales.
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