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La renuncia de Estados Unidos al libre comercio

NEW YORK – La indiferencia y la apatía que se encuentra en Washington tanto del Congreso como del presidente Barack Obama con relación a la Ronda de Doha de negociaciones comerciales multilaterales, así como la alarma y preocupación expresada por los estadistas en otros países acerca de las languidecientes negociaciones, marcan el final de la era post-1945 de liderazgo estadounidense en el libre comercio multilateral.

Durante casi un año, se han percibido claros signos de ansiedad fuera de Estados Unidos. La canciller alemana Angela Merkel y el primer ministro británico, David Cameron, se preocuparon lo suficiente como para unirse al presidente Abdullah Gül de Turquía y al presidente Susilo Bambang Yudhoyono de Indonesia en el nombramiento de Peter Sutherland y mi persona como co-presidentes del Grupo de Expertos en Comercio de Alto Nivel en noviembre de 2010. Llevamos a cabo un prestigioso panel en Davos con estos líderes en enero de 2011, donde, con motivo de nuestro Informe Provisional, dimos nuestro apoyo, expresado a todo pulmón, para llevar a feliz término las negociaciones de Doha. Pero no hubo respuesta por parte del gobierno de Estados Unidos.

En septiembre, el ex primer ministro británico, Gordon Brown, el ex primer ministro español Felipe González, y el ex presidente mexicano Ernesto Zedillo recordaron a los líderes del G-20 que en noviembre de 2009, en su primera reunión en Londres, ellos habían expresado “un compromiso para… concluir la Ronda en 2010”. Además, hace dos semanas, la ONU se reunió nuevamente para tratar los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM). El octavo objetivo es concerniente a instrumentos tales como comercio y ayuda, y el ODM 8A compromete a las naciones miembros de la ONU a “desarrollar aún más un sistema financiero y de comercio abierto, basado en normas, previsible y no discriminatorio”.

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