NEW HAVEN – Con la cercanía al cierre de la campaña electoral en Estados Unidos, el debate parece haberse desquiciado. Nada lo evidencia tan a las claras como la obsesión de ambos candidatos con China: tanto el presidente Barack Obama como su competidor republicano, Mitt Romney, la señalan como una de las principales causas de la presión a la que están sometidos los trabajadores estadounidenses y sus familias. En los debates previos a la elección presidencial, los dos candidatos insistieron en lo mismo: para aliviar las dificultades de Estados Unidos, debemos ponernos firmes con China.
Pero la verdad es totalmente distinta. Analicemos las siguientes acusaciones:
Manipulación cambiaria. Desde que en julio de 2005 China modificó su régimen cambiario, el renminbi aumentó un 32% en relación con el dólar y cerca del 30% (en valores ajustados por la inflación) respecto de una canasta amplia de divisas. Son cifras para nada desdeñables, y en los próximos años cabe esperar que el renminbi siga apreciándose.
NEW HAVEN – Con la cercanía al cierre de la campaña electoral en Estados Unidos, el debate parece haberse desquiciado. Nada lo evidencia tan a las claras como la obsesión de ambos candidatos con China: tanto el presidente Barack Obama como su competidor republicano, Mitt Romney, la señalan como una de las principales causas de la presión a la que están sometidos los trabajadores estadounidenses y sus familias. En los debates previos a la elección presidencial, los dos candidatos insistieron en lo mismo: para aliviar las dificultades de Estados Unidos, debemos ponernos firmes con China.
Pero la verdad es totalmente distinta. Analicemos las siguientes acusaciones:
Manipulación cambiaria. Desde que en julio de 2005 China modificó su régimen cambiario, el renminbi aumentó un 32% en relación con el dólar y cerca del 30% (en valores ajustados por la inflación) respecto de una canasta amplia de divisas. Son cifras para nada desdeñables, y en los próximos años cabe esperar que el renminbi siga apreciándose.