andrews6_MUMENKHATIBAFPGettyImages_UStankerGulfofOman Mumen Khatib/AFP/Getty Images

El golfo de la negación

MAZAN, FRANCIA – ¿Qué elemento se convertirá en el próximo acto de guerra en Oriente Medio? El 12 de mayo, cuatro barcos petroleros –dos de ellos saudíes, uno emiratí y el otro noruego- fueron atacados con explosivos mientras estaban anclados cerca del Estrecho de Ormuz. Luego, el 13 de junio en el Golfo de Omán, justo pasado el Estrecho, otros dos petroleros (uno japonés y el otro noruego) hicieron explosión con minas. El gobierno estadounidense considera que Irán es el culpable obvio, mientras que Irán dice que es víctima de lo que el Presidente estadounidense Donald Trump llamaría “noticias falsas”.

Independientemente de quién tiene la culpa, es evidente el riesgo de una escalada peligrosa. Después de que Irán derribara un dron de vigilancia estadounidense, han aumentado las recriminaciones mutuas y, con ello, el riesgo de una guerra abierta.

El Estrecho de Ormuz, que lleva del Golfo Pérsico/Árabe (incluso la elección del adjetivo es políticamente delicada) al Golfo de Omán, para desembocar en el Océano Índico, es un cuello de botella por el que pasa un quinto del crudo mundial. La lógica económica dice que cerrarlo, o incluso limitarlo, producirá alzas en los precios del petróleo y una recesión global. La lógica política plantea que amenazar la oferta de principal insumo económico del mundo producirá la intervención militar de Estados Unidos y otras potencias extranjeras, añadiendo con ello otro conflicto regional a los de Siria, Yemen y Afganistán.

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