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Las compras de deuda de la Reserva Federal de Estados Unidos son una advertencia

ALEXANDRIA, VIRGINIA – En un discurso de 2017, John Williams, el entonces presidente de la Reserva Federal de San Francisco, advirtió que “luego de la crisis financiera, las cosas están volviendo a la normalidad. Pero la normalidad puede parecer bastante diferente de aquella a la que estábamos acostumbrados”. Más recientemente, Williams, hoy a cargo de la Fed de Nueva York, señaló a los “baby boomers” que se jubilan, a la caída de las tasas de fertilidad y al crecimiento menguante de la productividad como razones para la caída de la tendencia de crecimiento en Estados Unidos. 

Un crecimiento débil de la fuerza laboral y de la productividad son causas de manual para las desaceleraciones económicas. Pero, en el caso de Estados Unidos, también debemos considerar los efectos negativos bien conocidos de la deuda. En su reciente libro Terapia fiscal, William Gale, uno de los fundadores del Centro de Política Fiscal Urban-Brookings, menciona numerosos estudios que demuestran que “los niveles de deuda más elevados reducen el crecimiento económico en cantidades económicamente significativas”. Y la gravedad del problema de deuda de Estados Unidos se torna evidente en la creciente frecuencia con la que la Reserva Federal de Estados Unidos ha tenido que intervenir en los mercados de deuda gubernamental con operaciones de alivio cuantitativo, repo y compra de bonos para impedir que los enormes déficits implementados por el Congreso hicieran subir las tasas de interés y paralizaran la economía.

En el mismo sentido, en su libro Principios para navegar grandes crisis de deuda, el prominente gestor de fondos de cobertura Ray Dalio describe lo que han hecho históricamente los bancos centrales cuando la emisión de deuda del gobierno excede el apetito del mercado. Dalio sostiene que la Fed hoy está en una situación similar a la de comienzos de los años 1940, cuando tuvo que financiar los déficits del gobierno necesarios para ganar la Segunda Guerra Mundial. El déficit de la guerra, al igual que la actual política fiscal de Estados Unidos, fue una decisión política. Para ayudar a Estados Unidos a ganar la guerra, la Fed tuvo que renunciar a su independencia. Fijó la tasa de interés a un día en cero y la tasa de los bonos del Tesoro a diez años en 2%, y compró cualquier deuda que el Tesoro necesitara emitir para financiar el esfuerzo de la guerra. Dalio se refiere a estas medidas como Política Monetaria 3, o MP3.

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